Ingredientes: Paciencia, resilencia, saber escuchar, la aceptación, empatía.
Receta: Vivimos tiempos complicados para los quehaceres del amor, de la amistad, de la empatía. Tiempos en los que todo es para ayer y tenemos prisa continuamente.
Desde que nos levantamos, lo hacemos con prisa, todo lo queremos para ese instante, no nos damos tiempo de pensar, de meditar, de estar con nosotros mismos.
Los clientes cada vez son más exigentes y con la excusa de que “pagan†, lo piden todo, en ocasiones sin mucha educación y con grandes dosis de ansiedad.
Y de tanto correr, toda nuestra vida se ve a desestabilizada.
Lo mismo nos pasa con las relaciones personales que han cambiado y generalmente, comenzamos la casa por la ventana y no nos tomamos el tiempo suficiente para meditar antes de hablar y cuando estamos dentro de la relación, cuando la otra persona ya sigue tu ritmo, nos entran los miedos, las angustias y salimos corriendo. Los amigos ya no nos sirven si no siguen nuestro ritmo, la familia se tiene que adaptar a los cambios continuos y así nos metemos en un “suma y sigue`` .
Por eso hoy quería ofreceros un tiempo para la reflexión y para aprender a adaptarnos a estos tiempos, que, por mucho que queramos resistirnos, nos devoran cada amanecer. ¿Pero como aceptar los cambios continuos de las personas y sus vaivenes?.
La principal arma que vamos a tener es “la paciencia†. Esta es una preciosa herramienta que tenemos en nuestras manos para poder adaptarnos a los tiempos de los demás y en esto la meditación nos va a ayudar mucho. La meditación diaria desde la calma, respirar profundamente antes de hablar y pensar que todo pasa por algo y que es mejor que pase cuanto antes porque, cuanto más nos resistimos a que las cosas no cambien, más grande es el cambio.
La segunda herramienta que tendremos que aprender a desarrollar es “la resilencia†, que es la capacidad que tenemos algunas personas para superar el dolor en tiempos difíciles. Tendremos que esperar a que la otra persona se centre, se escuche y sepa lo que quiere de la vida.
En tercer lugar estaría saber escuchar lo que nuestro compañero nos quiere decir detrás de sus palabras, pues muchas veces nos quedamos en lo superficial, en lo que nos dicen y no en cómo nos lo dicen.
Pero, desde mi punto de vista, uno de los principales puntos para comprender los tiempos de los otros es “la aceptación†, que no significa resignación, ni que compartamos la forma de ser o vivir de la otra persona. La aceptación es la capacidad que tenemos las personas de admitir que no podemos cambiar al otro, ni obligarle a que sea como nosotros, que todos somos seres libres y que esa libertad nos permite hacer o decir lo que queramos, pero que eso no significa que estemos de acuerdo con lo que hace o dice. Yo acepto porque te quiero y quiero que seas feliz, pero no comparto que sea la mejor decisión para ambos.
Y sobre todo la empatía, que es la capacidad de ponernos en la piel del otro, gracias en pensar como debe de estar pensando y de intentar sentir como está sintiendo.
Soy consciente de que es complicado, pero cuando una persona corre continuamente por la vida por miedo absoluto a no llegar a ningún sitio, si lo presionamos o intentamos que cambie, simplemente conseguiremos el efecto contrario.
Para “Parar†hay que hacerlo desde el interior, desde el corazón, es la única forma de encontrar la paz interior y desde ahí, desde ese lugar nos volvemos resilentes a la vida y el miedo a vivir desaparece totalmente.
Ayudemos a los que amamos a controlar sus tiempos y sus vidas desde la tranquilidad, pero comuniquémosles también que en ese esperar nosotros seguiremos caminando a nuestro ritmo y, en ese esperar, también nosotros seguiremos evolucionando y tampoco estaremos en el mismo punto cuando regresen y entonces tendremos que volver a comenzar el camino desde esa paz interior que nos da el amar al otro desde la inteligencia emocional.
Beatriz Vilas Garro