LA VIRGEN DE LA ALTAGRACIA: La "Tatica de Higuey," como la llaman con cariño los nativos de Quisqueya, tiene su historia y su leyenda. Existen documentos históricos que prueban que ya en 1502 la Santísima Virgen era venerada en la isla de Santo Domingo bajo el título de Nuestra Señora de la Altagracia cuyo retrato habían traído de España Alfonso y Antonio Trejo, hermanos que estaban entre los primeros colonos europeos de la isla. Cuando los hermanos se mudaron a la ciudad de Higuey, llevaron la imagen con ellos. Después la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla. El primer santuario se terminó en 1572 y la Basílica actual fue consagrada en 1971. La conseja popular sostiene que la hija devota de un rico comerciante pidió a su padre que le trajera un retrato de Nuestra Señora de Altagracia de Santo Domingo. El padre intentó conseguirlo pero sin el éxito. Ni clérigos ni mercaderes habían oído nunca ese título de la Virgen. De vuelta en Higuey, el comerciante decidió quedarse una noche en la casa de un amigo. Después de la cena, sintiendo pena por la desilusión de su hija cuando llegara con las manos vacías, describió a los presentes su infructuosa búsqueda. Mientras hablaba, pasó por allí un viejo con barba larga que sacó de su morral una pintura enrollada y lo dio al mercader a la vez que le decía:"Esto es lo que usted está buscando." Era la Virgen de Altagracia. Al alba, el viejo había desaparecido. El retrato de Nuestra Señora de Altagracia mide 33 centímetros de ancho por 45 de alto. Según la opinión de especialistas es un trabajo primitivo de la escuela española, pintada hacia finales del siglo XV o principios del XVI. La pintura que describe una escena del Nacimiento se restauró en España con éxito en 1978 y ahora pueden apreciarse su belleza y color originales. Los rigores del tiempo, el humo de las velas y el frote de las manos devotas habían alterado a tal punto la superficie del retrato hasta hacerla casi irreconocible. La escena de nacimiento de Jesús está pintada sobre una lienzo fino. La Virgen, encantadora y serena, ocupa el centro del cuadro, mira con ternura al Niño casi desnudo sobre la paja del pesebre. Está ataviada con una capa azul salpicada de estrellas y un escapulario blanco cierra su atuendo por el frente. Santa María de la Altagracia porta los colores de la bandera dominicana, anticipando de esta manera la identidad nacional. Su cabeza, que ahora tiene una corona por encima, está rodeada por una radiante corona y doce estrellas. El marco que contiene a la pintura es probablemente el ejemplo más refinado de la orfebrería dominicana. Esta maravilla hecha de oro, piedras preciosas y esmalte es el trabajo de un artista desconocido del siglo XVIII, es posible que haya utilizado las joyas que los devotos de la Virgen le ofrecieron en agradecimiento. La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia tuvo el privilegio de ser coronada dos veces: el 15 de agosto de 1922 - durante el pontificado de Pío XI - y por el Papa Juan Pablo II, quién el 25 de enero de 1979, durante su visita a Santo Domingo, coronó personalmente la imagen con una tiara de plata dorada, su regalo personal a la Virgen, Primera Evangelizadora de las Américas. Sumadre es la Virgen Santa Ana. FUENTE: https://www.facebook.com/consejonacional.delosderechoshumanos?pnref=lhc